Preguntas Frecuentes

Cada fabricante suele tener categorías de blindaje propias, adecuadas a su especialidad y a las necesidades de su mercado. De todos modos, se puede considerar que hay unos niveles básicos. El primero es el resistente a los disparos de un revólver o una pistola, que son las armas más comunes entre los delincuentes.

El segundo nivel es capaz de repeler las balas de subfusiles como el famoso Uzi israelí, que dispara unos 600 proyectiles por minutos de calibre 9mm parabellum. El tercer nivel está pensado para las armas largas, como son los fusiles de asalto Ak-47 o M-16.

A partir de ahí, los vehículos se preparan para resistir proyectiles explosivos o atentados con automóviles bomba. El ejemplo más conocido de este tipo de super vehículos es la limusina del presidente de EE.UU., el llamada Cadillac One, que entre otros elementos cuenta con ruedas de klevar (tejido antibala) que las hace inmunes a los pinchazos, puertas gruesas como las de un avión Boeing 757 o placas de acero de 5 pulgadas de grosor en los bajos. Por eso, entre otras cosas, su coste es de 477.000 dólares.

Para transformar un vehículo normal en uno blindado, lo primero que se hace es desmontar el vehículo hasta dejarlo prácticamente en el chasis. A partir de ahí se le van agregando las planchas de acero a la carrocería, capas de kevlar en el techo, se blinda el tanque de combustible y se agregan los dispositivos electrónicos de seguridad.

Los cristales de las ventanas cuentan con tres capas. Las dos primeras son gruesas, para absorber el impacto del proyectil, mientras que la tercera es de policarbonato, un material que no se astilla.

También se puede cambiar la tapicería de los asientos con un material ignífugo, como el teflón, e instalar extintores que se disparen automáticamente en caso de detectar humo.

Una vez se instalan todos los elementos adicionales, el carrocero vuelve a montar las piezas originales para tratar de que se note lo menos posible de que se trata de un vehículo protegido. La discreción es también una medida de seguridad.

Como es de suponer el costo de blindar un vehículo depende del nivel de protección que se pida, así como del país en el que uno se encuentre, pero en general los encargos más comunes suelen oscilar entre los 10.000 y 95.000 dólares.

Hay que tener en cuenta que el precio aumenta cuan más caro es el modelo de automóvil que se blinda, por lo que el mismo trabajo en un todoterreno puede costar hasta un 20% más que en un utilitario familiar.

Además, los fabricantes recomiendan inspecciones cada seis meses para vigilar el desgaste del vehículo, así como para incorporarle alguna novedad que haya aparecido en el mercado.

La transformación puede agregarle entre 250 y más de una tonelada de peso extra al vehículo, lo que afecta el rendimiento del vehículo y obliga a reforzar algunas de sus piezas.
Así, se necesita agregarle potencia al motor, reforzar los amortiguadores, mejorar la transmisión y fortalecer los frenos con discos de mayor agarre, que aseguren un corto espacio de frenada.

Por eso, aunque en principio se puede blindar cualquier vehículo, los mejores candidatos son grandes sedanes (como un Audi A3 o un BMW X5) o todoterrenos (Toyota LandCruiser o RangeRover), ya que por sus dimensiones se adaptan mejor al aumento de peso que representan las capas de acero que se les añade.

Los grandes fabricantes de automóviles también se han dado cuenta de que los autos blindados son un negocio en auge, ya sea para el transporte de particulares o para usos militares. Las dos marcas con mayor reputación y trayectoria en esta industria son las alemanas Mercedes y Audi, aunque también fabricantes de autos de lujo como Jaguar han presentado modelos blindados. Incluso la Ford llegó a poner a la venta en 2003 un modelo acorazado de su conocido Lincoln Town Car que superaba los 100.000 dólares.

Por ejemplo, el modelo 2010 del Mercedes Benz E-Guard, la versión blindada del popular E-Class, es capaz de resistir disparos de revólveres como el poderoso .44Magnum o la explosión de una granada de mano en sus bajos. También es capaz de recorrer 50 kilómetros, a 80 Km/h, con las ruedas desinfladas. Todo por el módico precio de 58.000 dólares, más el precio del vehículo, por supuesto.

De sus precios se desprende que no son alternativas para el ciudadano común, que en muchos casos debe afrontar la inseguridad con prudencia y suerte, más que con medidas de protección de alta tecnología.

Los primeros clientes han sido los jefes de Estado, que ya desde mediados del siglo XIX eran blancos de atentados, en esa época perpetrados generalmente por anarquistas contra sus carrozas. En todo caso, el presidente de EE.UU. dejó de pasearse en descapotable desde el asesinato de John F. Kennedy en Dallas en 1963. Otro atentado, el infructuoso contra el papa Juan Pablo II en 1981, tuvo como consecuencia la presentación del posiblemente más famoso vehículo acorazado conocido: el Papamóvil.

Hoy en día, las miles de personas y empresas que adquieren este tipo de protección son en general personas que viven en sociedades con un alto nivel de inseguridad y temen ser víctimas de un secuestro o asesinato a causa de sus fortunas o actividades políticas.

Aunque también numerosos multimillonarios en países más seguros, como pueden ser EE.UU. o los de la Unión Europea, también los adquieren.

El fundador de la cadena multinacional de supermercados Aldi, el alemán TheoAlbrecht, hasta su reciente muerte se paseaba por su país con el Mercedes blindado que compró en 1996 por más de un millón de dólares tras haber sido víctima de un secuestro. Ahora sus herederos lo venden por 100.000 dólares.

Las ruedas son un punto particularmente vulnerable de un vehículo, ya que sin neumáticos no puede escapar de una situación peligrosa. La solución más sencilla a este problema son los modelos Run Flat, que son inmunes a las perforaciones.
Este tipo de neumáticos pueden recorrer hasta 80 kilómetros a media o alta velocidad con pinchaduras y pérdidas de aire, gracias a unos arcos de acero liviano instalados en el interior de cada goma.

Para agregar un nivel adicional de protección, algunos neumáticos también están revestidos de kevlar, la fibra sintética inventada por la compañía DuPont en 1965 con una resistencia comparada al acero.

La industria de la seguridad, como todos los negocios en auge, no descansa a la hora de satisfacer la demanda de sus clientes. Desde las simples barras para inmovilizar el volante, a las alarmas antirrobo, hay un montón de artilugios en el mercado que pueden agregan un nivel extra de seguridad a nuestros vehículos.

Uno de los que se están haciendo más populares son los localizadores, que permiten al usuario saber en todo momento dónde se encuentra el automóvil. Además, sirve tanto para saber dónde está el vehículo si nos lo han robado, como para vigilar los pasos del hijo al que se lo hemos prestado para salir con la novia.

Estos localizadores cuestan entre 90 y 260 dólares, según la potencia, y se sigue su rastro a través de Internet.

Los vehículos de alta gama, como los empleados por políticos y diplomáticos, también suelen contar con inhibidoras de ondas que eviten la activación a control remoto de artefactos al paso del automóvil.

Los cohetes y las ametralladoras que salen de detrás de los luces, como en el Aston Martin de James Bond, son todavía elementos de ficción. Al menos en los vehículos comerciales. Lo que sí se puede encontrar son vehículos que pueden desprender desde su interior gas lacrimógeno a su alrededor para inmovilizar a posibles atacantes.

El Cadillac One del presidente estadounidense, además de las armas de sus guardaespaldas, está equipado con visores nocturnos para poder conducir en la oscuridad y cuenta con un tanque de oxígeno que permite mantener sellado el vehículo por un buen tiempo.

Si forrar el auto de acero y cristal grueso como una pared no es suficiente, hay una última línea de defensa en el campo de la seguridad que ya invade la intimidad de la persona. Es la ropa acorazada.

Un sastre colombiano, Miguel Caballero, es uno de los pioneros en la confección de prendas de vestir blindadas como sustitutas de los pesados chalecos antibalas. Presidentes, jefes de empresa y artistas visten los elegantes trajes de materiales ultrarresistentes que produce el taller en Bogotá de este maestro de la costura.

Entre 390 y 520 millones de dólares genera en el mundo este tipo de negocios, que incluso llega a fabricar ropa interior a prueba de balas. Popular entre los policías, son calzoncillos largos con almohadillas de tejidos resistentes que protegen zonas particularmente sensibles, como la arteria femoral.